Hace unos días llegaba a mi la historia de Molly, un perro guía que quiere contarle a la sociedad su historia y, por supuesto, enseñar a la gente que la rodea a actuar con ella misma y con su usuario.
Como tratar con un perro guía y su usuario:
Hola! Mi nombre es Molly, soy un perro guía y quiero enseñarte cómo debes
actuar cuando te encuentres conmigo asistiendo a mi usuario.
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Antes que nada, déjame decirte que soy un perro de trabajo, no una mascota.
Cuanto más me ignores, mejor será para nosotros.
Mi comportamiento, así como el trato que se me debe dar es totalmente
diferente al de los perros mascota y debo ser respetado en mi doble función
de guía y acompañante de mi usuario. Por favor, no me acaricies, ni intentes
llamar mi atención cuando me encuentre trabajando. O sea, cuando me veas con
el arnés puesto. Si lo haces, puedes distraerme y causar un accidente a mi
usuario (Yo no debo fallar jamás).
No temas estar cerca de mí. Uno de los requisitos para poder ser perro de
asistencia es tener un temperamento apacible y equilibrado, por lo que no
haré daño sin motivo.
Como petición especial, quisiera que si traes contigo a otro perro, por
favor lo controles para evitar que llegue a producirse algún accidente
cuando pase a nuestro lado. Si te gusta que tus mascotas salgan a explorar
las calles, por favor, nunca olvides tenerlos bajo supervisión y nunca sin
correa. Al hacerlo evitarás percances, pero sobre todo me ayudarás a seguir
cumpliendo con mi misión por mucho tiempo. El ser atacado podría generarme
ciertos miedos y, como sabrás, una de mis mayores virtudes es ser seguro de
mí para no dudar en lo que hago.
Por favor, no me ofrezcas ningún tipo de comestible. Yo tengo un horario
fijo de comida y mi usuario es el único que puede encargarse de eso.
Si quieres ofrecer tu ayuda a mi usuario, háblale directamente a él y no a
mí. Si, por el contrario, él llegara a solicitarte ayuda, acércate por su
lado derecho, de modo que yo quede a la izquierda. Mi usuario me ordenará
entonces que te siga, o bien te pedirá que le ofrezcas tu brazo izquierdo.
En ese caso, me hará una seña para indicarme que estoy temporalmente fuera
de servicio.
Nunca de los nuncas toques mi arnés o mi correa, ya que son los
instrumentos de comunicación entre la persona a quien asisto y yo.
Estoy acostumbrado a viajar en todo medio de transporte echado a los pies
de mi usuario sin causar molestias a los pasajeros. No causaré ningún tipo
de accidente, ya que los perros de asistencia tenemos lugares y horarios
predeterminados para evacuar nuestros esfínteres. De igual manera, estoy
debidamente capacitado para permanecer junto a mi usuario en todo tipo de
establecimiento público, como establecimientos de salud, centros
comerciales, restaurantes, supermercados, cafeterías, cines, teatros,
centros de estudio o trabajo, entre otros. Ten por seguro que no causaré
alteración al normal funcionamiento del establecimiento, ni molestias al
personal o al público.
Gracias a mi rigurosa capacitación, estoy amparado por la ley para acceder
a los lugares a los que mi usuario tenga acceso. Nunca me verás vagando por
el recinto a mi libre albedrío, pues soy perro de asistencia y debo estar
disponible para cuando se me necesite. Podrás verme durmiendo plácidamente o
tranquilamente relajado, pero siempre alerta por si mi usuario me necesita.
¡Agradezco mucho tu interés en conocerme y apoyarme a cumplir con mi
misión, que es velar por el bienestar de mi usuario!
¿Te puedo pedir un último favor? ¿Me ayudas a difundir todo esto?
¡Muchas gracias!
Molly, Perro Guia
Como solicitante de perro guía, creo que la sociedad debería estar concienciada de la utilidad que los perros guía tienen para las personas ciegas, y como tal, deberían respetarlos y tratarlos como es debido, y cumplir con la normativa y sobre todo actuar con sentido común, que por desgracia suele ser el menos común de todos los sentidos.